La Barcelona de Eduardo Mendoza

Barcelona. Exposición de 1929. La plaza de España en construcción.

Eduardo Mendoza se documentó durante años para escribir esta novela que algunos denominan histórica pero que no lo es dado que juega constantemente con la realidad y la ficción, amalgama  ambos aspectos y a veces como lector te asalta la duda ¿será verdad esto que cuenta?

En cuanto a la estructura de la novela, consta de siete capítulos; al principio va intercalando digresiones, relatos históricos, con la historia del protagonista Onofre Bouvila, pero hacia la mitad se centra más en este personaje y sus avatares, no vuelve a interrumpir el relato hasta el último capítulo en el que habla de la preparación de una nueva Exposición Universal. Utiliza la técnica del collage. Plagada de saltos en el tiempo.

La historia es vista y contada a través de la delincuencia y sus personajes son delincuentes también. Adapta muy bien el lenguaje de las distintas capas sociales que pululan por la novela. Aborda muchos temas: centralismo frente a nacionalismo, corrupción, independentismo, diferencias sociales, etc.

Mendoza reivindica el uso del humor en la novela contemporánea. Utiliza el humor para mostrar lo amargo y lo absurdo de la realidad. Un humor a veces esperpéntico, exagerado. Incluso las muertes y las venganzas las narra con desenfado, en tono de parodia, casi con frivolidad. Especialmente impactante es el final, digno de una película de James Bond.

El crítico José Saval la compara con El gran Gatsby, dice que la ciudad de Barcelona no se diferencia mucho del Nueva York de Fitzgerald. Que hay muchos paralelismos entre las dos historias.

A algunas personas del club estas digresiones se les han hecho un poco pesadas, inflan el relato quizá innecesariamente. En cualquier caso resultó muy interesante el debate. La próxima cita para el 11 de abril ya que las vacaciones de Semana Santa están a la vuelta de la esquina.

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