En España descubrimos tímidamente a Posy Simmonds con Gemma Bovery, luego nos deslumbró con la despampanante Tamara Drewe, y ahora, la que está considerada como la madre de la novela gráfica inglesa, nos sorprende con Cassandra Darke. No queremos adelantar nada del argumento porque precisamente el factor sorpresa, los flasbacks, los giros inesperados en la trama, etc. son algunas de sus bazas.
Esta mujer de apariencia recatada y discreta, es una aguda observadora de la realidad y tiene una gran capacidad narrativa, ella solita lo hace todo: escribe y dibuja. Poquito a poco, se ha labrado una carrera envidiable, sin alharacas, día a día con su trabajo infatigable (ha trabajado durante años para The Guardian entregando una tira semanal) y su dibujo minucioso.
Por no hablar de su sentido crítico, ricos y pobres; privilegiados y desgraciados, son temas recurrentes en sus obras. Y por si faltaba algo también maneja bien el humor. Indagando un poco más hemos descubierto que es admiradora de Ronald Searle (caricaturista inglés 1920-2011) y que se la compara nada menos que con William Hogarth (pintor satírico inglés 1697-1764).
Pero para nosotros lo más importante es que una vez coges el cómic, no lo quieres soltar. Y por eso lo hemos elegido Cómic del mes de la BUR, el nº 86. Y ya para acabar decir que se le atribuye el mérito de haber conseguido que muchas personas que no leían cómic se hayan acercado al género.
Y acabamos con un guiño a su traductora, Regina López Muñoz, que logra una gran fluidez en los textos y especialmente en el lenguaje coloquial. Vive en Logroño y estará en nuestro club de lectura el 30 de abril para hablar de otra autora a la que ha traducido: Mary Lavin. ¡Te queremos Regina!